La escenografía Nacional

La escenografía nacional

Si en números anteriores me refería al trasfondo como el sustento del juego, el contexto, lo que convierte el sistema y reglamento en historia y realidad; hoy me referiré a la escenografía como el cuerpo físico de esa pieza tan importante. Si nos ponemos puntillosos, al final ninguna de las dos son indispensables. Pero sin ellas ¿qué sentido tendría todo?

En los juegos de miniaturas ha habido una larga evolución durante las últimas décadas, pero no ha sido hasta los últimos años que hemos podido ver un verdadero cambio significativo en lo que a la escenografía se refiere. Hemos pasado de disponer de un par de versiones y ofertas por las que decantarnos si no queríamos fabricarlo todo manualmente, a disponer de una amplísima gama tanto en diseño y materiales como usabilidad…

Y es que al final los que hemos evolucionado primero hemos sido nosotros, los jugadores. El mercado se acaba adaptando a la demanda y busca nichos de venta en los que acomodarse. Y nosotros nos hemos vuelto más sibaritas en muchos sentidos. No hace tanto que no nos sorprendía encontrarnos una mesa de “cartónhammer”.

Para el que no las haya vivido permitidme una breve descripción: La mesa del salón (si daba las medidas) y sino, una o varias tablas o tableros encima para completar las dimensiones necesarias. Si la mesa era demasiado grande… unos libros, o el jarrón de mamá, podían hacer de línea divisoria entre la zona de juego y el resto.  En cuanto a las miniaturas… bueno, no todo el mundo disponía de presupuesto para completar una lista de mil puntos con miniaturas oficiales y a veces ni siquiera con miniaturas. Así que como el objetivo era sencillamente echar una partida con los amigos (a veces incluso jugar una liga casera en el sótano de uno de ellos), la solución imaginativa era cortar un trozo de cartón con las dimensiones apropiadas del elemento que te faltaba (generalmente los vehículos era lo que más se salía de presupuesto) y con boli, nada de derroches artísticos, a pintar en letras grandes y legible: Land Raider. Y ¡Ea! A jugar.

Como imaginaréis a estas alturas, si no había presupuesto para el ejército no hablemos de la escenografía, o la aportaba algún afortunado o sencillamente era inexistente. Pero no os preocupéis, que todo se improvisaba fácilmente con ceniceros, más libros o el jarrón que delimitaba la mesa… Poco a poco aquello comenzó a resultarnos vergonzoso a medida que crecíamos, avanzábamos en nuestras vidas y nuestro nimio poder adquisitivo crecía. Por lo que empezamos a completar las listas de forma decente. A llevar los ejércitos pintados mínimamente. Y al final, incluso a disponer de una mesa propia en casa. Un tablero con las medidas oficiales. Un tapete verde (el mejor producto que jamás creó la Workshop y que seguimos sin entender por qué dejó de producir). Y escenografía de verdad. ¡A veces hasta pintada!

Y de repente no bastaba con tener una mesa en el club, o en el sótano-garaje de un amigo. Muchos queríamos tener nuestra propia mesa en casa. Y en los clubes, en lugar de depender de las mesas prestadas por los miembros para los eventos, empezaron a almacenarse escenografías varias. Cuantas más mesas mejor. Y luego las empezamos a querer con el diseño del planeta natal de nuestro ejército. Y después quisimos que nuestra mesa fuera especial, única. No nos valía la misma catedral que tenían todos los demás del imperio. Queríamos diferenciarnos. Ya que habíamos tardado tanto en tener una mesa, la queríamos a nuestro gusto personal, aunque los precios seguían siendo prohibitivos para muchos.

Entonces llegaron pequeñas empresas con sus ideas particulares. Elementos de escenografía compatibles para diversos juegos porque ¡Ay! Mientras evolucionaban las mesas aparecían más y más juegos de escaramuzas… de esos que te dices que la inversión inicial es poca, que no necesitas “cienes y cienes” de miniaturas… Pero claro, como es todo tan chulo y además económico… al final acabamos acaparando todas las miniaturas de una facción y de otra que también nos ha gustado su estética y de otra que su trasfondo particular también nos engancha y después otra porque está más rota y, seamos sinceros, también nos gusta ganar…

Y nos encontramos con que necesitamos escenografía que sea compatible para varios trasfondos: Futurista / Medieval / Postapocalíptica / Fantástica.

También necesitamos que ocupe poco. Porque aunque nos hemos hecho mayores y la mayoría disponemos de espacio propio, este empieza a quedarse pequeño. Así que preferiblemente desmontable, o modulable.

Que sea versátil: para que podamos construir escenarios diversos con las mismas piezas y no juguemos siempre en un tablero 3D que ya nos hemos aprendido.

Y complementos, a poder ser pequeños, que nos sirvan para amueblar y darle credibilidad a los espacios: mobiliario urbano, vehículos en las calles, contenedores, muebles, armeros…

Visto así la verdad es que pedimos mucho. Pero, nosotros que jugamos al cartónhammer, ¿acaso no nos merecemos eso y más?

Pues claro. Y como hemos dicho antes, del mismo modo que nuestras necesidades han ido evolucionando, la oferta para cubrirlas lo ha hecho con ellas. Esto ha venido de mano de empresas grandes y pequeñas por igual. Tanto a nivel nacional como internacional. Pero hoy vamos a hablar de esas pequeñas empresas que lo han hecho a nivel nacional. ¿Por qué de ellos? Bueno, pues por muchos motivos: Porque como le pasa a nuestro hobby, dependen de la comunidad. Y siempre he creído que era obligación de la propia comunidad darle difusión. Porque además, ellos mismos han surgido precisamente de esta, nuestra comunidad, y por ello sus productos se nos adaptan tan bien. Porque es bueno apoyar a las pequeñas empresas para que sigan adelante. Porque además enriquecen nuestro hobby no solo cubriendo unas necesidades, sino aportando cada vez más variedad y opciones, ayudándole así mismo a seguir creciendo. Porque son los que más apoyan los eventos nacionales… Y podría seguir, pero sobre todo por dos motivos: considero que sus productos os van a encantar y es un placer compartir esos tesoros con vosotros.

Algunos seguramente ya los conoceréis. Otros os resultaran una novedad. No todos van a encajar en vuestras necesidades. Pero estoy segura de que vais a coincidir conmigo en que se pueden encontrar muchas cosas de interés entre sus productos.